Estoy en misa, vuelvo enseguida. Oskar Gómez Mata & L'Alakran




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Las artes vivas, laboratorio de vida.

El arte es necesario porque es el observatorio del mundo y de nuestros comportamientos. Las artes vivas añaden a esa idea la dimensión humana en un presente absoluto y público. Un tiempo en el cual se mezclan el pasado, el presente y el futuro. Las artes vivas, como forma de representación y descripción de la realidad, comparten con la investigación de la física de partículas esta idea: desarrollar el espacio en el que el tiempo clásico desaparece.

El intérprete contemporáneo es el que asume la responsabilidad simbólica que el acto teatral lleva consigo. El teatro deja de ser un lugar de refugio intelectual en una sociedad de confort, para convertirse en el lugar donde un nuevo tipo de ser manifiesta su actitud. Aquí como seres humanos aceptamos nuestro fracaso y es aquí donde podemos proyectar una esperanza de futuro. Deja de ser el lugar de las justificaciones, para convertirse en el espacio simbólico donde las circunstancias ordinarias se transforman en experiencias extraordinarias, donde modestamente aceptamos nuestra fragilidad: eso es la función colectiva y social de las artes escénicas. Esto implica un cambio de actitud, es necesario pensar de otra manera, pues necesitamos una nueva representación del ser humano, algo más equilibrado que nos permita pensar que podemos todavía evitar la catástrofe.

Para hacer de otro modo, es necesario ver y percibir de otro modo, repensar el espacio, nuestros actos, así como la manera de combinarlos. Hoy en día la ciencia nos dice que la vida no es algo inmóvil y que el movimiento es la esencia de nuestro universo. Esa idea es también el carácter primordial de las artes escénicas. La realidad es un campo de posibilidades y los intérpretes se conectan enteramente al presente eligiendo la mejor opción en una situación con parámetros definidos. Estas dos ideas asociadas, la idea del movimiento y de la elección son los fundamentos que lían la investigación fundamental y las artes escénicas. Estas giran y toman apoyo en la investigación fundamental; se vuelven así el laboratorio para un nueva representación de los seres en una nueva realidad.

L’Alakran tiene una manera particular de trabajar y de concebir sus proyectos que se ha vuelto la marca distintiva que hace que el trabajo de la compañía sea inmediatamente identificable. La manera de producir es indisociable a la manera de abordar el campo artístico y creativo. L’Alakran es una compañía que crea su propio repertorio creando espectáculos lúdicos, poéticos, filosóficos y a menudo políticos.

Los proyectos se construyen desde una idea, un tema en torno al cual se organiza el trabajo; esos temas forman parte de un conjunto, de una cadena que se alimenta no solamente de elementos dramatúrgicos, sino también de los ensayos y de las giras, de los talleres y de los cursillos de trabajo. Todas las etapas de trabajo son piezas independientes, objetos terminados, pero que forman parte de un proceso de reflexión más global que las une. Hay espectáculos que están basados en textos de autores, pero el texto está siempre considerado como una materia, como una propuesta, porque lo más importante es el presente de la representación. Esto supone otra relación entre la materia textual y la escena, entre el intérprete y la escena, entre la obra teatral y el público. El texto es la materia y solamente durante la función podemos considerar que la obra está terminada.


Es un nuevo modo de representación de la realidad que corresponde a un nuevo pensamiento contemporáneo de concebir las relaciones entre el observador y el objeto artístico. La obra de arte no está acabada hasta que no se construya en el espectador.



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Las artes vivas, laboratorio de vida.

El arte es necesario porque es el observatorio del mundo y de nuestros comportamientos. Las artes vivas añaden a esa idea la dimensión humana en un presente absoluto y público. Un tiempo en el cual se mezclan el pasado, el presente y el futuro. Las artes vivas, como forma de representación y descripción de la realidad, comparten con la investigación de la física de partículas esta idea: desarrollar el espacio en el que el tiempo clásico desaparece.

El intérprete contemporáneo es el que asume la responsabilidad simbólica que el acto teatral lleva consigo. El teatro deja de ser un lugar de refugio intelectual en una sociedad de confort, para convertirse en el lugar donde un nuevo tipo de ser manifiesta su actitud. Aquí como seres humanos aceptamos nuestro fracaso y es aquí donde podemos proyectar una esperanza de futuro. Deja de ser el lugar de las justificaciones, para convertirse en el espacio simbólico donde las circunstancias ordinarias se transforman en experiencias extraordinarias, donde modestamente aceptamos nuestra fragilidad: eso es la función colectiva y social de las artes escénicas. Esto implica un cambio de actitud, es necesario pensar de otra manera, pues necesitamos una nueva representación del ser humano, algo más equilibrado que nos permita pensar que podemos todavía evitar la catástrofe.

Para hacer de otro modo, es necesario ver y percibir de otro modo, repensar el espacio, nuestros actos, así como la manera de combinarlos. Hoy en día la ciencia nos dice que la vida no es algo inmóvil y que el movimiento es la esencia de nuestro universo. Esa idea es también el carácter primordial de las artes escénicas. La realidad es un campo de posibilidades y los intérpretes se conectan enteramente al presente eligiendo la mejor opción en una situación con parámetros definidos. Estas dos ideas asociadas, la idea del movimiento y de la elección son los fundamentos que lían la investigación fundamental y las artes escénicas. Estas giran y toman apoyo en la investigación fundamental; se vuelven así el laboratorio para un nueva representación de los seres en una nueva realidad.

L’Alakran tiene una manera particular de trabajar y de concebir sus proyectos que se ha vuelto la marca distintiva que hace que el trabajo de la compañía sea inmediatamente identificable. La manera de producir es indisociable a la manera de abordar el campo artístico y creativo. L’Alakran es una compañía que crea su propio repertorio creando espectáculos lúdicos, poéticos, filosóficos y a menudo políticos.

Los proyectos se construyen desde una idea, un tema en torno al cual se organiza el trabajo; esos temas forman parte de un conjunto, de una cadena que se alimenta no solamente de elementos dramatúrgicos, sino también de los ensayos y de las giras, de los talleres y de los cursillos de trabajo. Todas las etapas de trabajo son piezas independientes, objetos terminados, pero que forman parte de un proceso de reflexión más global que las une. Hay espectáculos que están basados en textos de autores, pero el texto está siempre considerado como una materia, como una propuesta, porque lo más importante es el presente de la representación. Esto supone otra relación entre la materia textual y la escena, entre el intérprete y la escena, entre la obra teatral y el público. El texto es la materia y solamente durante la función podemos considerar que la obra está terminada.


Es un nuevo modo de representación de la realidad que corresponde a un nuevo pensamiento contemporáneo de concebir las relaciones entre el observador y el objeto artístico. La obra de arte no está acabada hasta que no se construya en el espectador.






Estoy en misa, vuelvo enseguida, 2010

L'Alakran

Photo: Christian Lutz

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